domingo, 20 de diciembre de 2009

El libro de los dias tristes

El libro de los días tristes no es mas que mi cabeza, donde en cada paraje se ven atardeceres de oro y lunas redondas y repletas de plata, donde los grillos le cantan una serenata a los amantes escondidos, donde me encuentro yo y mi amado que no es mas que roca, donde pongo todas mis fuerzas en hacerlo humano pero no lo consigo, puesto que la roca siempre sera granito y yo viento...
Le he confesado a tus sordos odios cuanto te amo, he inyectado la miel de mis labios sobre los tuyos, he observado cada cambio de tu mirada inmutable, cada respirar de tu cuerpo de hielo... Te he gritado a viva voz que daría todo lo que tengo por ti, mi vida, mi alma, mi esencia, mi ser y tu sigues mirándome sin respuesta... Diciendome con tu silencio que ya nada te importa que ya estas muerto y que aunque yo ruegue, rabee y me devane la cabeza pensando en encontrar formas de traerte a la vida es inútil...
Pero heme aquí muerta en vida, quizás mas putrefacta que tu, dentro de mi vago deseo, dentro de mis días tristes...

A la oscuridad de mis días

Mi alma contenida en tus labios
Te confiesa todo lo que soy y tengo
en un lapso fugas, un momento
que ruego para que se haga eterno.

Mi quimera sera siempre tu cuerpo
el lento correr del tiempo
cuando beso tus mejillas siento
que se me va la vida... he muerto.