jueves, 18 de junio de 2009

El deber ante el deseo

Muerte:Pequeña de ojos claros y dulces perdoname por llevarte al lugar de las almas perdidas, pero por desgracia debo apagar la llamarada de tu vida.
Niña: Señora, no comprendo a lo que usted se refiere. Sostiene mi mano pero no la conosco, además esta gélida, pero aun así no tengo miedo.
Muerte: No tienes porque temer, arrullo de luna, no te lastimare solo vengo a cumplir mi cometido. Creeme que si pudiera cambiar mi destino lo haría pero me es imposible, no puedo tener hijos, no puedo morir, pues yo soy ese verbo al que los hombres temen, deseo descansar pero no puedo, deseo dormir para siempre.
Niña: Señora, pero usted no esta triste, pues su rostro es calmo he inexpresivo.
Muerte: No puedo expresar sentimiento alguno, estoy condenada ha permanecer así, calma. Pero eso no es lo relevante debemos partir, niña mía, debemos emprender rumbo hacia la eternidad, tu conmigo yo contigo.

Y así la niña se fue con la muerte, abandonando su vida, con algo de temor y de tristeza, pero en ella predominaba la paz, aquella paz que reinaba en el lugar del cual no iba a regresar.

martes, 16 de junio de 2009

Reflexión

El miedo del hombre, no es mas que el miedo a la vida pero ¿y el miedo a la soledad? mas que ser una cuestión de miedo a algo, es un miedo a la nada, que nos conforma como seres indecisos y nos confunde llevándonos a nuevos delirios y a nuevas sensaciones. Por eso más que el vivir es la sospecha al morir solos, al hecho en si, que cuando caduquemos haya alguien es lo primordial, es lo que nos indica nuestras mentes arcaicas.

Es por este motivo que deseo llevar nuestros instintos a otro nivel, pero sin temor a nada sin represalias de seres a los cuales adoramos y tememos... sin el temor a un dios todo poderoso, sin el miedo al que dirán, porque haya donde los llevare, será el silencio.. Un silencio a aullidos de luna, un silencio placentero de ahogo. Ese es el camino hacia la eternidad, a la nada misma...

Hacia el centro del todo. Hacia la locura cuerda, hacia la noche iluminada, hacia el mirar de un ciego, hacia el grito del mudo y los sonidos oídos por el sordo, hay donde lo irreal y lo inimaginable gobierna, donde esta todo y a la vez no hay nada, a mi refugio sagrado, a el interior de la materia, donde descubriremos que somos la creación de alguna mente siniestra que nos tortura con placeres mundanos y delirios sagrados.